El brote del coronavirus COVID-19 encontró a nuestro país en una posición sumamente vulnerable: con un elevado grado de informalidad de la economía, un sistema de salud precario, un bajo acceso al agua segura, un nivel de pobreza relativamente alto, una acentuada desigualdad económica, entre otros factores.
Como consecuencia, Perú se ubicó entre los países con mayor número de contagios, pese a las fuertes medidas aplicadas para controlar la expansión del virus. La necesaria reanudación de actividades, así como las medidas de apoyo a hogares y empresas han logrado reactivar la economía a un ritmo mayor al proyectado en los reportes de inflación previos. El índice del PBI en términos desestacionalizados de octubre se ubica 4 por ciento por debajo del nivel previo a la pandemia, que era expectante y se ha colocado en niveles similares a los de otros países de américa Latina.
En el 2021 el reto de seguir impulsando la reactivación económica es enorme, si se tiene en cuenta que las vacunas contra la COVID-19 aún están llegando a cuentagotas a los países de la región, particularmente a Perú.
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